La evolución de las estafas a través del teléfono móvil

  • Con los SMS surgieron estafas que se aprovechaban del servicio de SMS Premium para facturar de más.
  • Ahora que el empleo de los SMS ha caído en picado, estos timos se han reinventado y se presentan en forma de ‘apps estafa’.
  • Muchas se camuflan y se aprovechan de marcas tan populares como WhatsApp, Facebook, Minecraft o Apple.

Del SMS y los politonos al WhastApp y la mensajería instantánea. El uso de aplicaciones y la descarga de diferentes contenidos para teléfonos móviles nunca ha estado exenta de amenazas. Las estafas camufladas en este tipo de servicios han evolucionado a los largo de los años. Con los SMS surgieron estafas que se aprovechaban del servicio de SMS Premium para facturar de más a los incautos usuarios que cayeran en ellas. Ahora que el empleo de los SMS ha caído en picado, estos timos se han reinventado y se presentan en forma de ‘apps estafa’: prometen una cosa pero luego hacen otra por completo distinta y, por el camino, se llevan unos cuantos euros de más. Desde Eroski Consumer se explica cómo son estas estafas telefónicas y su evolución en el mundo de los smartphones.

La cara oculta de los SMS Premium

Los SMS Premium son un servicio de mensajería a través del cual, mediante un SMS especial con un coste superior al de un mensaje convencional, el usuario puede tener acceso a contenidos como música o juegos, participar en concursos, enviar comentarios a programas de televisión o recibir noticias en su móvil. Los problemas comienzan cuando, detrás de un SMS Premium o de descarga este MP3 se oculta el alta en servicios de suscripción, que se traduce en un puñado de mensajes no deseados. Cada uno de estos mensajes se cobra a un precio superior al SMS estándar y puede acabar elevando bastante la factura. Para poner orden en este caos, en 2009 se estableció un código de conducta, que regulaba las obligaciones y responsabilidades de las operadoras. Por desgracia, ese código fue invalidado en febrero de 2015. Ahora, y hasta que se imponga uno nuevo, las empresas que trabajan con servicios de SMS Premium pueden actuar con cierta libertad. Con todo, la legislación actual ha puesto más restricciones a estos servicios, como la obligación de mostrar el coste del mensaje en los programas de televisión o que la operadora no permita enviar un SMS Premium sin el alta explícita del usuario en el servicio. Esto, unido al crecimiento de las redes sociales y de las apps de chats, ha provocado la caída de los SMS Premium, pero no el fin de las estafas asociadas a ellos. Estas, simplemente, se han reconvertido.

Las ‘apps estafa’

Ya no se utilizan los SMS ni se descargan politonos. Ahora las personas se comunican vía WhatsApp y se descargan aplicaciones de Google Play o de App Store. Esto supone un nuevo filón para los que viven de los timos. Las llamadas ‘apps estafa’ se valen de una marca conocida (WhatsApp, Facebook, Minecraft, Apple…) para engañar al usuario prometiéndole una funcionalidad muy atractiva, a cambio de facilitar el número de móvil. En el momento en que lo hace, se da de alta sin saberlo en un servicio de suscripción que le enviará docenas de mensajes no solicitados al mes, cobrando por cada uno de ellos. La factura mensual puede llegar a engordar hasta 40 euros. Los ganchos más habituales son los relacionados con WhatsApp, al ser una de las apps más populares. Promesas como la posibilidad de espiar conversaciones, activar funciones que aún no están disponibles (como ocurrió con las llamadas de voz en WhatsApp) o acceder a una versión especial con características exclusivas son suficientes para que muchos usuarios faciliten su número de teléfono sin pensarlo. Pero no ocurre solo con WhatsApp. También se pueden encontrar timos en aplicaciones tan simples como una linterna o apps tan absurdas como un escáner que, según reza su propia descripción, “permite ver gente desnuda”. Parece increíble, pero se puede caer en engaños tan simples como ésos. Los cebos más elaborados se hacen pasar por amigos que envían un mensaje preguntando si recibimos un mensaje anterior (haciéndonos caer en la trampa en el momento que se contesta) o llegan en forma de cadenas reenviadas sin fin a través de apps de mensajería, con bulos sobre supuestos virus o el inminente cierre de un servicio.

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